Autor: Carlos Calderon
En la universidad de Berkeley afirman que la falta de sueño profundo causa la acumulación de los beta-amiloides de las placas del alzhéimer.
La noticia nos llega del otro lado del Atlántico. Un grupo de científicos de la Universidad de California, en Berkeley, ha encontrado evidencias de que la proteína beta-amiloide, implicada en el desarrollo del alzhéimer, podría guardar una estrecha relación con el bloqueo del sueño profundo (el que necesitamos cada noche para mover nuestra memoria a corto plazo a una región más permanente de nuestro cerebro).
Lo que creen haber descubierto estos científicos es que la falta de sueño podría tener un papel clave en el desarrollo de esta enfermedad, al provocar la acumulación de esta proteína un círculo vicioso en el que el sueño se ve perturbado y la memoria, como consecuencia, se va deteriorando.
Aunque la proteína beta-amiloide se encuentra también en cerebros sanos, lo que sucede es que durante la noche, con el sueño reparador, esta se limpia. Sin embargo, cuando existe una privación de un sueño profundo, las proteínas comienzan a acumularse formando las famosas placas que se relacionan con el desarrollo de la enfermedad de Alzhéimer.
¿Cómo se llevó a cabo la investigación?
Lo que hicieron los investigadores fue realizar un estudio con 26 adultos de entre 65 y 81 años a los que no se les había diagnosticado ningún tipo de demencia ni trastorno del sueño. A todos ellos se les realizó una tomografía por emisión de positrones (PET) que sirvió para medir la acumulación de proteína beta-amiloide. Tras esto, se les pidió memorizar 20 pares de palabras y se les examinó para ver qué recordaban.
Esa noche, mientras los participantes dormían, fueron monitorizados, y a la mañana siguiente se les preguntó por los 20 pares de palabras que habían memorizado (mientras sus cerebros eran escaneados por una máquina de imagen por resonancia magnética funcional).
Lo que los investigadores descubrieron fue que los participantes que presentaban los niveles más altos de beta-amiloide en la corteza frontal media, eran los que habían dormido peor. Además, estas mismas personas fueron quienes peores resultados obtuvieron en la prueba de memoria. Ambos datos llevaron a los científicos a inferir que no había transcurrido el suficiente de sueño profundo (no REM) como para que se grabase la nueva información que habían aprendido.
Pero, ¿qué factor inicia esta espiral? ¿La falta de sueño o la acumulación de proteína? Aunque todavía se desconoce esta información, lo cierto es que este descubrimiento abre una puerta a la esperanza. ¿Podría ser el sueño una terapia para luchar contra la falta de memoria e incluso contra la demencia? Quizás es demasiado pronto para saber esto, pero sea como fuera, parece claro que estamos ante un hallazgo que promete brindarnos buenas noticias en el futuro.
Sobre Carlos Calderon

Criado en un pueblo a las afueras de Madrid, soy médico de familia por vocación.
Empecé este blog para documentar mis estudios de Salud Pública pero pronto, se convirtió en un referente del sector.
Recuerda consultar a tu médico. La información de este blog es meramente documental y nunca te lo tienes que tomar como datos verídicos. Siempre consulta a tu médico de cabecera antes de llegar a conclusiones con estos datos.