Autor: Carlos Calderon
Qué es la espondilitis anquilosante (EA): causas, síntomas y tratamiento
La espondilitis anquilosante (AS) es una variante de la artritis, pero en un cuadro mucho más crónico, pues afecta las articulaciones que se sitúan en la base de la columna vertebral y los huesos, generando inflamación y unión en las vértebras afectadas.
Sus causas se derivan de la espondiloartritis y de la artritis psoriásica. Al complicarse, cursa con otras patologías ocasionadas por la inflamación del intestino. Las estadísticas arrojan que por lo menos una de cada diez personas padece esta enfermedad.

Aunque todavía no se ha determinado un origen específico, los científicos aseguran que hay cierta predisposición genética, sobre todo con lo asociado al gen HLA-B27. Los casos que han sido diagnosticados con esta enfermedad obedecen a pacientes entre 20 y 40 años de edad, principalmente hombres, sin embargo, algunos niños la presentan.
La espondilitis también puede ser conocida con otros nombres:
- Espondilitis anquilopópeyica.
- Espondiloartritis.
- Espondilitis reumatoide.
- Enfermedad de Bechterew.
Qué es la espondilitis anquilosante
La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria que, puede provocar tras un tiempo que algunas de las vértebras dela columna se fusionen. Está fusión hace que la columna se vuelva menos flexible y se adopte una postura encorvada hacia delante en el paciente. Si las costillas se ven afectadas, respirar hondo puede resultar difícil.
La espondilitis anquilosante afecta por igual a hombres y mujeres. Los signos y síntomas en general comienzan a principios de la adultez en el paciente, por lo general pueden inflamarse otras partes del cuerpo como los ojos. La espondilitis anquilosante no puede curarse pero, existen tratamientos que pueden aliviar los síntomas y padecimientos de esta enfermedad. Además, gracias a los nuevos tratamientos se puede desacelerar el avance de la enfermedad en pacientes.

Cuáles son las causas de la espondolitis
Las causas de la espondilitis anquilosante no son específicas. Aunque según recientes estudios, pueden intervenir factores genéticos. En particular, los pacientes que tienen un gen llamado HLA-B27 corre un riesgo mayor de desarrollar espondiloartritis anquilosante. Por el contrario, solo algunas personas que tienen este desarrollan la afección.
Síntomas y desarrollo de la espondilitis
Ya que te hemos hecho saber qué es la que es espondilitis anquilosante, ahora te explicaremos cuáles son sus síntomas. Quienes la padecen reportan lumbalgia ocasional, rigidez, dolor que se incrementa a medida que hay un mayor esfuerzo físico, molestias generales, dolor de espalda, falta de flexibilidad y rectitud en la postura, dolor en las articulaciones y en los tobillos, además de los hombros, cadera y rodillas, tendinitis, fascia plantar, enrojecimiento de la mucosa ocular, fatiga, fiebre leve y en algunos casos cursa con psoriasis, colitis ulcerosa e inflamaciones oculares.
El diagnóstico de la espondilitis anquilosante parte de pruebas especializadas para determinar el nivel de inflamación (tasa de sedimentación eritrocítica), el antígeno para precisar la concentración del gen vinculado con la enfermedad, el factor reumatoide debe ser negativo, también se realizan radiografías en la columna y en la pelvis, junto a algunas resonancias magnéticas.
Entre las áreas más afectadas por esta afección, podemos destacar las siguientes:
- La articulación entre la base de la columna vertebral y la pelvis. Conocida como sacroilíaca.
- Las vértebras de la parte baja de la espalda.
- Los lugares entre los tendones y los ligamentos que unen los huesos, es decir, en especial en la columna vertebral a veces también puede desarrollarse a lo largo de la parte de atrás del talón del pie.
- El cartílago ubicado entre el esternón y las costillas.
- Las articulaciones de las caderas y los hombros.
Si el paciente nota un dolor en la parte baja de la espalda o en los glúteos, empeora por la mañana, o se despierta en la segunda mitad de la noche y este dolor no mejora, con un ejercicio recomendado por el especialista debería de consultar con el profesional de inmediato.
Pruebas, exámenes y diagnóstico de la espondilitis
Cuándo existe espondilitis anquilosante, se forma un hueso nuevo como parte del intento del organismo por auto-curarse. El nuevo hueso que se ha formado y crea un puente que cierra la brecha entre las vértebras y eventualmente fusiona secciones de una y otra vértebra. Estás partes de la columna vertebral se vuelven rígidas e inflexibles la fusión llega agarrotar la caja torácica del paciente y restringe la capacidad y función pulmonar.
Es por ello que tras un estudio por parte del profesional, se pueden llegar a evitar otras complicaciones como por ejemplo:
- Inflamación ocular. La inflamación ocular es una de las complicaciones más frecuentes de la espondilitis anquilosante y puede causar la aparición rápida de dolor en los ojos, sensibilidad a la luz y una visión borrosa en el paciente.
- También podemos mencionar las fracturas por compresión. En la primera etapa de la espondilitis anquilosante, algunas personas pueden desarrollar huesos finos. Las vértebras debilitadas pueden llegar a colapsar, lo cual aumenta la intensidad de la postura encorvada en el paciente. Estas fracturas vertebrales pueden ejercer presión y dañar la médula espinal así como los nervios que pasan por la columna vertebral.
- Por último, también se pueden desarrollar problemas cardíacos derivados de la espondilitis anquilosante está sección puede provocar problemas con la aorta, más grande del cuerpo. La aorta inflamada puede aumentar el tamaño al punto de llegar a distorsionar la forma de la válvula aórtica en el corazón.
El diagnóstico final de la espondilitis anquilosante suele realizarse mediante una revisión del historial médico y una exploración física del paciente. Si el reumatólogo sospecha que el paciente padece una espondilitis anquilosante se realizará una radiografía de toda la columna vertebral y de la pelvis. Pero esto siempre debe realizarse bajo supervisión médica
Tratamiento y pronóstico de la espondilitis
Justamente tu médico de confianza es quien puede asignarte un tratamiento, indicando anti inflamatorios para reducir el dolor y la inflamación. Sus principios activos son el ácido acetilsalicílico presente en la aspirina, el ibuprofeno, que puedes encontrar en medicamentos como Advil o Motrin, al igual que el naproxeno, que hallarás en Naprosyn o Aleve, estos los puedes adquirir sin prescripción facultativa.

Los calmantes más fuertes van acompañados de una receta debidamente certificada. Si el cuadro de la enfermedad es severo, probablemente se indiquen algunas terapias con corticosteroides, Sulfasalazina e inhibidores del FNT.
En pacientes con complicaciones se sugiere apelar a procedimientos quirúrgicos, sobre todo cuando es grave el daño sobre las articulaciones. A algunos les resulta de gran ayuda practicar ejercicios para corregir la postura y la respiración. La espondilitis no tiene cura, pero con el tratamiento se puede aliviar el dolor y evitar complicaciones futuras. En todo caso trata siempre de mantener una postura correcta, no inmovilizar la columna utilizando fajas, no pases mucho tiempo sentado o acostado y no realices peso exagerado. También es importante que no fumes, pues esto afecta las funciones del aparato respiratorio y procura realizar ejercicios con frecuencia.
Prevención de la espondilitis
Los factores de riesgo en la espondilitis se pueden evitar o prevenir teniendo en cuenta los siguientes factores de riesgo:

- El sexo del paciente. Aunque es una afección que afecta por igual a hombres y mujeres, el sexo masculino tiene una mayor probabilidad de desarrollar espondilitis anquilosante a lo largo de su vida.
- La edad también se considera un factor de riesgo. Este tipo de afección suele aparecer por lo general al final de la adolescencia o al principio de la adultez.
- El último factor de riesgo y no menos importante, sería la herencia genética. La mayoría de las personas que padecen espondilitis tiene el gen HLA-B27. Es por ello, que muchas personas que tienen este gen nunca desarrollan de espondilitis anquilosante.
Podemos prevenir este tipo de afección siguiendo los consejos y pautas de los médicos expertos. Tener una vida sana y llevar una dieta equilibrada serán tus perfectos aliados.
Sobre Carlos Calderon

Criado en un pueblo a las afueras de Madrid, soy médico de familia por vocación.
Empecé este blog para documentar mis estudios de Salud Pública pero pronto, se convirtió en un referente del sector.
Recuerda consultar a tu médico. La información de este blog es meramente documental y nunca te lo tienes que tomar como datos verídicos. Siempre consulta a tu médico de cabecera antes de llegar a conclusiones con estos datos.