Autor: Carlos Calderon
Entre los órganos más importantes con que cuenta el cuerpo humano, encontramos en el hígado el que se podría considerar como el más trabajador. Muchos órganos del cuerpo son importantes, a tal punto que son conocidos por el nombre de “órganos vitales”.
Sin embargo, está documentado que ninguno lleva a cabo tantas funciones como las que realiza el hígado. Este es el órgano más grande del cuerpo y también el encargado de una buena gama de tareas.
Todos los órganos pueden verse comprometidos, y no es raro ni inverosímil que estos se enfermen. El hígado por sí mismo cuenta con un amplio abanico de patologías que pueden afectarle en cualquier momento, siendo la hepatitis una de las más conocidas.
En este post aprenderás más sobre la enfermedad de la hepatitis, cuáles son sus síntomas, cómo se contagia la hepatitis y cuáles son los tratamientos a implementar en caso de que surja esta enfermedad.
Datos básicos de la enfermedad
La hepatitis es una patología que, como su nombre lo indica, tiene lugar en el hígado. Asimismo, como el sufijo “itis” puede indicar, esta enfermedad consta de una inflamación en la zona afectada. Esto quiere decir que la hepatitis es, en realidad, una inflamación del hígado debida a diversos agentes patógenos que pueden ocasionar la afección.
Cuando esta enfermedad surge, no se trata simplemente de que el hígado se inflame, sino que en ese momento el mismo merma en sus funciones, lo que ocasiona que se vea afectada hasta la mitad de su trabajo. El hecho es que este órgano en particular cumple funciones digestivas, inmunológicas, de traslado de desperdicios e incluso generan químicos que ayudan al correcto funcionamiento del cerebro. Es por ello que si este órgano se ve afectado puede ocasionar problemas en todo el cuerpo.
Una parte importante de la enfermedad es la coloración amarillenta en los ojos y la piel del paciente, debida a la interacción de los glóbulos rojos viejos que ocasionan que la bilirrubina haga al paciente cambiar su color. Todo esto es debido a la afección y al hecho de que el hígado no puede regular los productos que crea.
Forma de contagio de la hepatitis
Existen hasta ahora tres tipos comunes de hepatitis que pueden afectar al ser humano de forma fácil, pues su contagio es bastante sencillo.
Cómo se transmite la hepatitis A
La hepatitis A es la más común entre los tres tipos de hepatitis conocidos. Esta en particular se transmite por el contacto con las deposiciones, o desechos, de un paciente infectado. Si el paciente tiene material fecal en sus manos, el contacto con algo preparado por el mismo puede inducir a la aparición de la enfermedad.
También hay momentos en que el agua de una zona se ve contaminada con desechos de animales o personas infectadas, por lo que es importante hervir el agua siempre que se pueda para evitar contagios.
Formas de contagio hepatitis C y B
Las hepatitis B y C pueden contagiarse más que nada por vía sexual, siendo esta la forma más común de transferencia de la patología, pero también puede suceder que se contagie por medio de la sangre, por jeringas compartidas, agujas de tatuar que no han sido correctamente esterilizadas e incluso por cepillos de dientes, puesto que una herida sangrante o una caries pueden ocasionar que otra persona se contagie.
Tratamiento de la hepatitis
Para la hepatitis A el tratamiento no es tal, pues esta enfermedad tiende a abandonar el sistema por sí misma. Lo importante en estos casos es mantener reposo, consumir abundantes líquidos y consultar al médico para evitar la duración excesiva de la misma, que solo debe durar unas pocas semanas. En el caso de la hepatitis B y C existen vacunas por las cuales puede evitarse el contagio, por lo que hoy en día la hepatitis no es una enfermedad tan terrible. También puede evitarse el contagio utilizando protección a la hora del acto sexual.
Sobre Carlos Calderon

Criado en un pueblo a las afueras de Madrid, soy médico de familia por vocación.
Empecé este blog para documentar mis estudios de Salud Pública pero pronto, se convirtió en un referente del sector.
Recuerda consultar a tu médico. La información de este blog es meramente documental y nunca te lo tienes que tomar como datos verídicos. Siempre consulta a tu médico de cabecera antes de llegar a conclusiones con estos datos.