Autor: Carlos Calderon
El avance de la ciencia y las investigaciones de laboratorio han permitido demostrar la efectividad de los medicamentos Bosutinib y Ponatinib en el tratamiento contra la leucemia mieloide crónica. Se trata de unos fármacos potentes que han sido exitosos en la mejoría de pacientes refractarios.
Aceptados oficialmente por la FDA, actúan como inhibidores de la tirosina-quinasa, ampliando su radio de acción directamente sobre el cromosoma Filadelfia positivo, gen responsable de la enfermedad. Con el nombre de Iclusig®, se conoce al Ponatinib y según los especialistas, se trata de uno de los fármacos para la leucemia antineoplásicos que constituyen una excelente alternativa para todos los pacientes que sufren por esta patología y que no responden a ningún otro tratamiento.
Por ser uno de los primeros medicamentos en introducirse en Estados Unidos en el mercado de la biotecnología, al observar los resultados se implementó como terapia de refuerzo para aliviar la enfermedad, aunque su costo suele ser elevado, en comparación con otros medicamentos. Sin embargo, se especifica claramente en su ficha técnica cuáles son los efectos adversos, relacionados con algunas alteraciones hepáticas y hematológicas.
En vista de que la leucemia mieloide crónica no es tan común, la industria farmacéutica no ha innovado tanto con nuevos fármacos para la leucemia. Sin embargo, en Norteamérica se registran un poco más de 5 mil casos al año, mientras que en España, la incidencia es menor. De todas las variantes del cáncer, esta es la que tiene los tratamientos más eficaces.
Justamente, en el 2012 se aprobó Iclusig® como el tercer medicamento autorizado, incluso por un rango de tres meses, después de Bosutinib, conocido como Bosulif®, de Pfizery y del Mepesuccinato de Omacetaxina, Synribo® de Teva Pharmaceuticals.
¿Por qué aparece la leucemia mieloide crónica?
La enfermedad se desarrolla cuando los fragmentos de dos cromosomas diferentes se alteran y se unen para dar origen al cromosoma Philadelphia, el cual nace de la fusión de dos fragmentos genéticos y genera una proteína que causa la reproducción desproporcionada de las células mieloides.
Las estadísticas revelan que este gen está presente en un 90 por ciento de los pacientes diagnosticados con leucemia mielógena aguda, mientras que de cada 4 personas con leucemia linfoblástica aguda, al menos 1 tiene el cromosoma Philadelphia.
Específicamente, los cromosomas involucrados en esta anomalía, son el 9 y el 22. Al no haber inhibidores, las células se reproducen de una manera descontrolada y los componentes de la leucemia pasan a la sangre, infiltrándose prematuramente en los tejidos.
Precisamente, los medicamentos para la leucemia mieloide crónica, cambiaron por completo el pronóstico de los pacientes, debido a que pasó de ser una patología mortal a una enfermedad crónica y tratable, aunque el 20 y el 30 por ciento de la población que la padece, pasan a ser resistentes a los fármacos.
Debido a ello, Ponatinib fue creado por químicos con la meta de combatir las células cancerosas y prevenir las mutaciones. Su aplicación confirmó que el fármaco ayuda a disminuir las células portadores del cromosoma Philadelphia. Sólo puede aplicarse en las personas que no hayan experimentado mejoría con el uso de Dasatinib, Nilotinib o Imatinib.
Su administración se realiza por vía oral y para alcanzar los resultados deseados, las cápsulas deben tragarse, sin triturar o disolver el contenido. Si se desea, pueden tomarse con los alimentos. Antes de ingerirlos, es importante descartar otras enfermedades como diabetes e hipertensión. La experiencia arroja que sus componentes son más eficaces cuando la enfermedad se encuentra en su fase crónica e incluso, avanzada.
Sobre Carlos Calderon

Criado en un pueblo a las afueras de Madrid, soy médico de familia por vocación.
Empecé este blog para documentar mis estudios de Salud Pública pero pronto, se convirtió en un referente del sector.
Recuerda consultar a tu médico. La información de este blog es meramente documental y nunca te lo tienes que tomar como datos verídicos. Siempre consulta a tu médico de cabecera antes de llegar a conclusiones con estos datos.