Autor: Carlos Calderon
Después de haberse sometido a un transplante, muchos pacientes atraviesan dificultades y requieren de un seguimiento exhaustivo durante toda su evolución. Los primeros tres meses después de la cirugía son cruciales porque el organismo se va adaptando a los cambios, por ello es necesario seguir una serie de cuidados y canalizar muy bien las emociones, porque entre la alegría y la incertidumbre, pueden pasar por la depresión.
Sin embargo, una vez que la persona se encuentra estable tanto física como emocionalmente, debe integrarse paulatinamente a sus actividades laborales, retomando su estilo de vida normal. Un trabajo para trasplantados de riñón no limita en cuanto a la edad, pues al ser individuos sanos pueden hacer ligeros esfuerzos, siempre y cuando haya pasado ya un año del reposo y tengan sus funciones renales óptimas, siguiendo la revisión médica correspondiente cada tres meses.
A los fines de evitar futuros rechazos, es imprescindible mantener la medicación con inmunosupresores con su debida prescripción, ya que es la única garantía de evitar la pérdida del órgano con el pasar de los años. Aunado a ello, es importante cuidar la alimentación, sobre todo quienes tienen antecedentes de hipertensión arterial.
Después de un trasplante de hígado también se deben seguir los controles médicos necesarios, al igual que una serie de hábitos relacionados con las comidas. Lo importante es que el paciente no se descuide y que se practique los exámenes y demás pruebas de rigor oportunamente.
Cambio de rutinas
La reincorporación al trabajo tras enfermedad no es un proceso fácil, ya que tan sólo pensar en ello puede generar mucha ansiedad y preocupación. En el caso de los pacientes que han estado durante mucho tiempo inactivos, les vendría muy bien el cambio, lo primero es que logren controlar los pensamientos negativos.
Es vital la actitud que se asuma, así que antes de concebir el hecho de incorporarse de nuevo al trabajo como un trauma, sería útil recordar cuáles son las labores que te inspiran y apasionan y de esta forma, colocar todo el panorama a tu favor.
No está de más solicitar ayuda psicológica, aunque las principales herramientas de superación están vinculadas con el hecho de definir qué es lo que se desea conseguir en el trabajo, apartando los prejuicios y valorar todas las oportunidades que se presenten para alcanzar el desarrollo profesional y personal.
Si cuidas tus pensamientos, al igual que tu cuerpo, notarás el cambio de inmediato. Practica ejercicio, esto hará que liberes endorfinas y que puedas regular de nuevo el patrón del sueño, el apetito y el humor. Al eliminar las toxinas, también estarás reforzando tu autoestima, pero asegúrate de conversar primero con tu médico para que las rutinas sean suaves y no representan ningún tipo de riesgo para tu organismo.
Situarte en el presente puede ayudarte a restaurar el equilibrio en tu vida, reflexiona sobre lo que está a tu alrededor y conéctate con tu interior, medita, relájate y mentalízate para que eleves la creatividad y la salud mental. Trazar pequeñas metas a diario puede motivarte pero, haz todo gradualmente, recuerda que no debes estresarte ni exigirte demasiado.
Si sientes mucha presión, tristeza o frustración ante el ambiente laboral, no dudes en pedir orientación profesional, enfócate en tu bienestar y recuerda que has sido afortunado al salir airoso de una intervención quirúrgica, de ahí en adelante, el éxito está en tus manos.
Sobre Carlos Calderon

Criado en un pueblo a las afueras de Madrid, soy médico de familia por vocación.
Empecé este blog para documentar mis estudios de Salud Pública pero pronto, se convirtió en un referente del sector.
Recuerda consultar a tu médico. La información de este blog es meramente documental y nunca te lo tienes que tomar como datos verídicos. Siempre consulta a tu médico de cabecera antes de llegar a conclusiones con estos datos.