Autor: Carlos Calderon
El trastorno bipolar es una enfermedad cuya causa es de origen netamente genético, aunque en el entorno hay una serie de factores desencadenantes que influyen en el estado de ánimo de los pacientes. Los estudios demuestran que afecta a un poco más del 4 por ciento de la población y se debe a una alteración bioquímica en el cerebro que produce un desequilibrio en el funcionamiento de los neurotransmisores.
Al ser una enfermedad recurrente y crónica, es fundamental un tratamiento oportuno y adecuado, en vista de que puede controlarse su evolución monitoreando los síntomas, que con el pasar del tiempo, hacen que la situación se torne más grave, dejando secuelas en el entorno familiar, social y laboral. De hecho, las recaídas son muy comunes, por lo cual se recomienda la terapia, mientras se prescriben algunos fármacos para facilitar la recuperación.
Cómo se diagnostica el trastorno bipolar
Hay una serie de signos y síntomas característicos de este trastorno, donde la persona suele atravesar por crisis de depresión y luego de manía. Como son estados anímicos opuestos, hay variaciones entre cada fase y por eso se torna difícil al momento de diagnosticar.
Es muy alto el porcentaje de la población que todavía no ha sido diagnosticada con esta enfermedad, mientras que otros no han recibido el tratamiento adecuado, en vista de que sólo toman fármacos para la depresión cuando en realidad, el trastorno involucra mucho más que eso.
La evolución del trastorno bipolar suele ser lenta y cuando no se detectan los síntomas, la esperanza de vida de estos pacientes tiende a disminuir. Entre tanto, los casos no son fáciles de diagnosticar porque hay una serie de variantes conductuales, físicas y psicológicas que influyen. De todos modos, las personas que reciben un diagnóstico adecuado, pueden mejorar su calidad de vida y optimizar sus relaciones interpersonales.
Cabe acotar que la bipolaridad no altera la inteligencia de la persona, sino el control emocional, cada vez que se presenta algún episodio depresivo de larga duración o una fase de manía. Realmente, ambos suelen alternarse y además de abundar los pensamientos tóxicos relacionados con la muerte y el suicidio, pueden aparecer otras patologías cardiovasculares, endocrinas y metabólicas, como la diabetes, la obesidad y otras alteraciones derivadas de la ingesta de alcohol.
La experiencia apunta que un gran número de pacientes están siendo mal diagnosticados y tardan años en detectar el trastorno bipolar y la edad de inicio. Muchos suelen confundir los síntomas con algún problema de ansiedad, depresión mayor, esquizofrenia y otras psicosis. Cuando se indica el uso de antidepresivos (monoterapia), la bipolaridad empeora.
Tratamiento integral
El tratamiento ideal del trastorno bipolar es el que combina la prescripción farmacológica con el abordaje psicoeducativo, en función de que el paciente pueda adaptarse a su condición y retomar un estilo de vida sano. Para los especialistas, es primordial la prevención, con el propósito de frenar las complicaciones.
Aparte de las limitaciones funcionales, el malestar emocional en estos pacientes es evidente, debido a que la impulsividad y la agresividad escapan de sus manos. Por tal razón, un estudio psicopatológico y la exploración de la historia clínica puede conducir a la psicoterapia a nivel intensivo, junto al uso de algunos medicamentos destinados a minimizar el grado de inestabilidad afectiva, además de la reactividad emocional, propiciando el autocontrol y el fortalecimiento de la identidad.
Sobre Carlos Calderon

Criado en un pueblo a las afueras de Madrid, soy médico de familia por vocación.
Empecé este blog para documentar mis estudios de Salud Pública pero pronto, se convirtió en un referente del sector.
Recuerda consultar a tu médico. La información de este blog es meramente documental y nunca te lo tienes que tomar como datos verídicos. Siempre consulta a tu médico de cabecera antes de llegar a conclusiones con estos datos.